Hey, Mister Lennon, please

Una vez más, este peculiar cronista se dirige a ustedes quienes le leen para intentar proponerles algo interesante y entretenido que sirva como excusa para que sus ojos se peguen durante un rato a este magnifico blog y a las historias que les traemos los que en el escribimos. Acabando de escuchar la canción de uno de los últimos discos de Ana Belén, titulada “Hey, Mister Lennon, Please” en el que se relata el día del asesinato del genial músico británico miembro de los beatles. Es una canción compuesta por Joaquín Sabina, una canción evocadora y divertida a la vez que trata de explicar y ridiculizar la paranoia de Mark David Chapman, el demente que disparo aquella noche sobre la espalda de Lennon y acabo con un mito que aun tenia que dar mucho de sí, y todo ello pincelado por la excelente y rítmica voz de Ana Belén. Una canción mas que recomendable para los fans de Lenon y de los Beatles y para todos los amantes de la música en general.
Al escuchar esta canción los recuerdos se agolpan en mi mente recordando aquel fatídico 8 de diciembre de 1980( 9 de diciembre en Inglaterra, país natal de Lennon) , uno de los días en que la música murió ( los otros fueron en el accidente de aviación de Buddy holly y Richie Valents y cuando Elvis falleció por sobredosis de pastillas , barbitúricos y drogas varias) y en donde la gente imagino más que nunca con que todo lo que el mundo necesitaba era amor, tanto en los campos de fresas como en el cielo con diamantes.

Mark David Chapman era un don nadie perdedor , miope y algo regordete, con su vida dando tumbos desde Estados Unidos a Hawai( donde fue colaborador de varios centros de niños sin hogar) , que trabajo desde portero hasta celador y que sufría una paranoia desde su mas tierna infancia. Con un matrimonio fracasado y tres intentos de suicidios a sus espaldas, Chapman había sido siempre un admirador de los beatles y de John Lennon en especial, al que consideraba la persona mas genial de este mundo y se veía algo reflejado en el debido también a su miopía. De hecho, se caso con una vietnamita para que fuera lo mas parecida a la unión de Lennon y Yoko Ono. Un día , su paranoia se acentuó y creyó ver en las letras de Lennon un mensaje mesíatico que le ordenaba que lo asesinara y a tener extrañas voces en su cabeza que le decían que John Lennon era un farsante, un pobre rico con drogas, búsqueda de paz y rock and roll en sus espaldas que se reía del mundo en su lujoso apartamento del edificio Dakota de Nueva York( curiosamente, fue donde se rodó la película la semilla del diablo, de Roman Polansky, cuya mujer, Sharon Tate, fue asesinada por el clan Manson, seguidores dementes del demonio que curiosamente también estaban paranoicos con una canción de los beatles, Helter Skelter) y que pedía a gritos que lo borraran del mundo. La locura y la demencia de Chapman era tal que empezó a leer una y otra vez la novela el guardián del centeno y a creerse su protagonista, Holden Cauldfield. Se compro un revolver, unas balas especiales de acero y plomo reforzado que hacían aún mucho más daño que las balas convencionales y empezó a tomar clases de tiro.


Con su revolver, sus deseos de grandeza y su locura paranoide, Chapman viajo hasta Nueva York y se planto en la puerta del hotel Dakota. Después de esperar durante un buen rato, aparecio John Lennon, acompañado de Yoko Ono y dirigiéndose a su estudio de grabación, donde estaba acabando el disco de su reaparición después de varios años de descanso, double fantasy. Chapman se acerco a Lennon con una copia del disco para que se lo firmara. “¿ Que quieres, chaval?, “pregunto John, “ un autografo, Mister Lennon”, contesto un balbuceante Chapman. Lennon se lo firmo y se lo devolvió, la cara un Chapman con sonrisa bobalicona de un aburrido Lennon fue tomada por un fotógrafo sin imaginarse que horas después se convertirían en victima y verdugo. John y Yoko tomaron su limusina y se dirigieron al estudio. Chapman apretó el disco con el autógrafo junto a su pecho mientras agarraba con su otra mano el revolver que tenía en el bolsillo. El psicópata regordete se sentó en la barandilla del Dakota y espero, espero, y espero. Eran las once de la noche, John Y Yoko volvían después de una dura jornada de grabaciones. Primero iba John, con abrigo negro y sus típicas gafas redondas y con unos cds en su mano y a paso firme. Yoko se adelanto porque tenia cosas que hablar con el recepcionista y entro por la puerta del Dakota. John iba por detrás y miro a un lado, estaba algo oscuro pero creo ver la figura regordeta a la que antes le había firmado un autógrafo, pero no le presto demasiada atención y siguió su camino con paso firme. Chapman saco su revolver y apunto a la espalda de Lennon. “ Hey, Mister lennon , Please”, dijo en voz alta. John no tuvo tiempo ni para reaccionar y volverse. Cinco tiros se alojaron en su espalda, hombro y brazo derecho como mortales centellas de destrucción y locura. John cayo al suelo con las entrañas destrozadas, los pulmones colapsados y la sangre cayendo a borbotones de su boca, espalda y brazos. Reunió las pocas fuerzas que le quedaban y se levanto, se dirigío a paso lento hacia la recepción del hotel y cayo en la entrada de la misma diciendo “ me han disparado, joder”. Rebelde e impetuoso hasta el final. De inmediato, Yoko se acerco y le abrazo en su regazo y le quito las gafas mientras el recepcionista llamaba a una ambulancia. Mientras, en el portal, el portero le preguntaba a un alucinado Chapman si sabía lo que había hecho. Este soltó su revolver, se sentó de nuevo en la barandilla y se puso a leer su ejemplar del guardían en el centeno. “Si, acabo de disparar a John Lennon”, contesto y volvio a su alucinado mundo.

La ambulancia llego y traslado a un destrozado Lennon hacía el hospital. Allí moria horas después desangrado el mito de Liverpool, el fundador del grupo mas conocido de la historia, John Wiston Lennon. Victima del fan mas loco que jamás se podría haber imaginado que tenía. Meses después, el infame Mark David Chapman fue condenado a cadena perpetua en una cárcel de Nueva York.

Las concentraciones se agolparon delante del Dakota cantando canciones de los Beatles y de Lennon. Las fotos y carteles del rockero miope se sucedian delante de los ramos de flores y las dedicatorias. No más help, no mas walrus, no más jealous guy, el sueño había acabado y John estaba en el cielo cantando junto a Elvis , Holly, Hendrix, Morrison, Joplin y tantos otros héroes musicales repentinamente desaparecidos.

Todo aquel ímpetu y genio desaparecidos en una tormenta de estupidas balas sin sentido. Sin duda, uno de los días negros de la historia del arte y la música. Se había marchado el hombre del hair and peace, del all you need is love y de la revolución mental de los 60. Un símbolo de una generación jamás olvidado y siempre recordado. Se había marchado el poeta musical al que preguntado quien era en la ambulancia que le trasladaba al hospital donde moriría, respondió : “ Soy John Lennon, de los Beatles”. Beatle al principio, John y Yoko en el medio y beatle al final. Día triste aquel en el que las lagrimas y el llanto se tornaron del mismo color que los diamantes en el cielo de Lucy.

Les hablo Mister Lennon, desde Strawberry Fields.

2 comentarios:

Roberto Samper dijo...

Creo que has hecho una completísima exposición del homicidio de Lennon, uno de los momentos más determinantes de la música del siglo XX.
Hablar del asesinato de John Lennon, por desgracia, implica hablar de Mark David Chapman, lo cual por suerte lleva a ese maravilloso libro que es "El guardián entre el centeno". Una obra maestra de J.D. Salinger que constituye toda la producción novelística del interesante autor estadounidense.
Es una pena que el triunfo de Chapman haya sido pleno, ya que su intención no era otra que adquirir notoriedad y su nombre produce 364.000 resultados en Google.
La triste historia de ese 8 de diciembre de 1980, y de la psique de ese perturbado, que comentas ha dado lugar a una canción de Ana Belén, ha sido además recientemente llevada al cine en la película "Chapter 27" ("Capítulo 27"), lo cuál nos devuelve a Salinger, puesto que su obra tiene veintiséis y, según parece, los guionistas (sin el consentimiento del autor) usaron pasajes del libro como modo de hacernos ver la manera de pensar de aquél que antes de matar a Lennon escribió en la primera página de su edición de "El Guardián entre Centeno": "This is my statement" ("Esta es mi declaración", o "esto es lo que tengo que declarar").
Un abrazo,
Roberto Samper

Anónimo dijo...

Efectivamente, Robert. Como dices , hay una pelicula sobre este particular e infame demente titulada capitulo 27, con Jared Leto en una transformación fisica inmpresionante para meterse en la piel de Chapman.

Pero recientemente ha sido estrenada otra sobre el mismo tema titulada " the man who killed John Lennon", con un actor desconocido dando vida a Chapman.

By Mister Lennon.