Periodistas KO

El periodismo, profesión que décadas atrás había logrado cotas de prestigio y valoración social, está en horas bajas en nuestro país. Por desgracia el sectarismo y el oportunismo han prendido mechas por aquí y por allá, las tentaciones son golosas y resulta fácil vender el alma como hizo el doctor Fausto. Antes héroes y ahora villanos, casi la misma evolución que han tenido los miembros de la clase política, los partidos y los jueces. Antes se decía que la prensa era el cuarto poder y que su misión era seguir de cerca a los grandes poderes y juzgarlos. Informar a los ciudadanos con independencia y libertad parecía una labor fundamental para el funcionamiento de una verdadera democracia. Tal vez el bipartidismo reinante ha obligado que cada cual se agarre a una de las dos grandes opciones, y el clientelismo ha hecho estragos por todas partes. Ya no se trata de informar sino de hacer seguidismo o lisa y llanamente de sacar las navajas, lo podemos comprobar oyendo las ruidosas tertulias de la mañana y de cualquier hora. Lo que ahora cuenta es armar ruido, obviando la misión de informar con veracidad para formar una honesta opinión pública. Los medios públicos, las televisiones autonómicas sobre todo, son cada vez más sumisos, cada vez menos imparciales. Y los medios privados se apuntan al carrusel de influencias. La misma noche del 9-M hubo encuestas muy interesadas en desmontar las previsiones, así Radio Intereconomía lanzaba su pronóstico de que el PSOE sacaría 158 diputados y el Partido Popular 157. Lo importante no es ya informar con la máxima objetividad posible sino lisa y llanamente arrimar el ascua a la sardina más conveniente. La pérdida de independencia y el descarado apoyo al bando propio han sido muy evidentes, y algunos han ejercido más como comisarios políticos que como informadores. ¿No es acaso el papel de los periodistas en las dictaduras? Y en la Rusia de hoy disentir del poder establecido puede costarte graves penalidades o incluso la vida.

Y, sin embargo, si hemos de ser una democracia madura es necesario que la capacidad de análisis renazca. Porque el verdadero profesional no debe estar para adular sin remilgos como si tuviera sobre extra a fin de mes ni para criticar con saña porque así lo dicta determinado partido político. En cierto modo el informador es también un representante de la sensibilidad popular, por ello debiera huir del afán de manipulación. Más allá del amarillismo y el afán manipulador los periodistas debiéramos poder recuperar la autocrítica y la aspiración del trabajo bien hecho, el antiguo orgullo de la profesión. Por si fuera poco, en el lamentable modelo de TV que disfrutamos cualquier advenedizo se titula periodista sin ser otra cosa que un chismoso.

Autor: Luis León Barreto

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dice un refrán que la historia dependerá de quien la escriba y su circunstancia.
Pero el ejercicio del periodismo no se puede permitir esos lujos. Debe saber usar su libertad y responsabilidad y por supuesto evitar las opiniones personales y la manipulación. Y el lamentable espectáculo que como bien dice Luis hablando de la televisión, es como una casa de grillos en donde algunos falsos periodistas lo único que consiguen es desviar la atención, no informar y confundir el buen hacer del verdadero profesional, que afortunadamente existe.

Anónimo dijo...

Totalmente de acuerdo con lo expuesto. Es de pena la telebasura que tenemos que sufrir hoy dia, donde cualquier mentecato o mentecata sin oficio ni beneficio trata de ser presentador o periodista formando parte de una barraca de feria donde los freaks mostrados nos ofrecen un catalogo de miserias humanas entre lo grotesco, lo patetico o lo simplemente ridiculo.

Y eso por no hablar del bipartidismo mas descarado , que se extiende a radio y prensa escrita, donde como bien ha dicho Leon Barreto, se presenta un ruedo de gladiadores peperos o con rosa y puño blandidos sacando sus lanzas y espadas y prestandose a la gresca mas barriobajera y al palmerismo mas descarado y vergonzante. En verdad, mas del 50% de la prensa de hoy día , o los que la ejercen como tal, es como para echarse a temblar. Y eso siendo generoso con los porcentajes.


Citando a ese gran filosofo del humor llamado Groucho: " la television es algo tremendamente cultural e instructiva. Cada vez que alguien la enciende, me marcho a otra habitación a leer un libro. ". Blanco y en botella.