Christian Marclay, videoartista
Mientras, la semana pasada, navegaba por la web elpais.com buscando el corto narrado por Saramago, me tropecé con una artículo acerca de lo que se conoce como videoarte (visual art), una corriente que se caracteriza por la utilización de la cámara como medio de expresión artística. Ésta es, por ejemplo, la tendencia a la que se consagraba el personaje de Bebe en Caótica Ana de Julio Medem.
Al día siguiente, mientras comentaba con mi hermano Alfonso las secciones que estábamos tratando en el Arca de Sofía, él me recomendó dedicar un espacio a esa otra manera de entender los cortometrajes y a ser posible hacerlo mediante esas muestras de videoarte que se nutren del séptimo arte, tal como aquella comentada por Ángeles García que estaba conformada por fragmentos de besos de distintas películas. Entonces a mi mente vinieron dos recuerdos, por una parte la obra de Giuseppe Tornatore Cinema Paradiso y por otra la magnífica proyección de Christian Marclay que tuve el placer de disfrutar varias veces en la Tate Modern durante mi último año en Londres.
Marclay se define a si mismo como un músico sin estudios, un creador a medio camino entre ser Dj o “videoartista”. Para él la música es un ente vivo y escucharla simplemente sentados en un sillón mientras las notas inertes e inmutables brotan de nuestro equipo de sonido es en cierta manera una práctica necrófila. Él considera que la música debe poseer lo que erróneamente hemos considerado imperfecciones y ese es el motivo por el cuál a mediados de los ochenta vendía su disco sin portada ni protección alguna. Quería que desde el momento que salía de la fábrica motas de polvo, pequeñas ralladuras, e incluso algunos golpes hicieran que cada vinilo tuviese su propia identidad, de modo que no hubiese en el mundo dos discos suyos idénticos.
Entre sus creaciones más destacadas están “Telephone”, que aquellos que tanto se quejan de que Microsoft copia sus sistemas operativos plagiaron vulgarmente en un anuncio de su I-Phone, y que consistía en una sucesión de fragmentos de películas en las que suena el teléfono; “Record Players” en el que se hacía música mediante el uso poco ortodoxo de discos de vinilo; y el “Video Quartet” que como decía estuvo expuesto en numerosos museos de arte contemporáneo como por ejemplo la Tate Modern y del que sólo he podido conseguir en Internet tres fragmentos de poca calidad que ilustran sólo a medias el modo en que Marclay mezcló sonidos y piezas musicales de más de cien películas para que al proyectarse en cuatro pantallas simultáneamente podamos experimentar de un modo distinto el disfrute de la música y el cine.
Antes de despedirme recomendándoles que vean los fragmentos de Video Quartet y un par de documentales en inglés acerca de este autor californiano nacido en 1955, quisiera preguntar a los espectadores su opinión acerca de esta manera de entender el arte y sobre todo si merece la pena de vez en cuando alejarse del cortometraje más tradicional y echar una mirada a esta otra tendencia. ¿Qué me dicen?
Video Quartet
Documentales sobre Christian Marclay
Autor: Roberto Samper
2 comentarios:
Por supuesto es interesante y original esta forma alternativa de concebir el Cine, y con él la Música. Me apasiona el cine clásico, hasta el punto de sentirme "atrapado" por él, pero eso no me impide apreciar formas distintas de expresión a través de la imagen, y más cuando estas se nutren de iconos del cine, como vemos en "Telephone" o en "Video quartet". Es una pena que los videos de Youtube nos den una visión incompleta.
Yo estoy esperando que se anime D. Alfonso a escribir algo en la competencia...
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