Paraísos Artificiales, Achero Mañas
La reflexión acerca del consumo de cocaína que hizo ayer Luis León Barreto hizo que cambiase mis planes con respecto al corto de esta semana, decidiéndome por otra recomendación de Rodrigo, el trabajo de Achero Mañas “Paraísos artificiales”, que recorre durante algo más de 15 minutos las distintas adicciones por las que pasa un joven aficionado a buscar la felicidad por medio de las drogas.
Achero Mañas, director y guionista que alcanzó la fama con, su primer largometraje, “El Bola”, ha escrito y dirigido también otros dos films como son “Noviembre” y “Blackwhite”, aunque este último ha pasado bastante desapercibido en general. Su éxito radica en su tratamiento de la temática social, sin huir del dolor pero sin tampoco regocijarse en él. “Paraísos artificiales” no hace apología del consumo ni mucho menos, pero tampoco se ensaña en una crítica feroz, sólo nos muestra efectos de la drogadicción, de modo que el espectador, al que se le presupone madurez y juicio, valore por sí mismo. Sin moralinas que puedan hacer saltar el resorte de la rebeldía en los adolescentes, pero tampoco carente de unas gotas de fatalismo, por otra parte quizás necesario.
España, tal como resaltaba Luis, al parecer, a pesar de la escasa fiabilidad de la estadística como Ciencia y de la encuesta como método de obtención de datos, es el país europeo con mayor índice de consumidores de Cocaína. Sin embargo, todos estos resultados incluidos en este estudio del Observatorio Europeo de las Drogas y Toxicomanías, traslucen a mi parecer una realidad que hace reflexionar acerca del tratamiento que la sociedad hace de las drogas.
Por una parte tenemos esa hipocresía que supone el doble rasero drogas legales e ilegales: ¿a quién se le ocurre quejarse porque Woody Allen considere en sus películas necesario el consumo de “drogas con receta” para paliar sus inseguridades? ¿no son acaso también adictivos, perniciosos y por así decirlo “zombificadores” los tranquilizantes, los ansiolíticos y toda esa caterva de medicamentos que compulsivamente consumía e intercambiaba con Diane Keaton en “Sueños de un Seductor”? ¿No sufre nuestra sociedad de un “síndrome del farmacéutico en casa” que lleva a que cada uno se considere una institución en la ciencia de los boticarios?
Peor aún es la situación con respecto al tabaco y al alcohol. Con los datos en la mano, las drogas ilegales causan una media anual de entre 7000 y 8000 muertos en Europa. Sólo en Alemania mueren al año con el alcohol como causa directa 40000 personas y el tabaco da lugar a la friolera de 140000 alemanes muertos en el mismo período. Sin embargo estas drogas están permitidas y su tráfico es perfectamente legal.
Por otro lado está la presunción de que si se legalizase un mayor número de sustancias, se lanzaría a la sociedad el mensaje de que consumirlas es algo “normal” y por tanto la cantidad de adictos de nuestra sociedad se vería drásticamente incrementada, algo que los datos recogidos en el anterior estudio parece desmentir, puesto que Holanda no es precisamente un país que considere los estupefacientes como uno de sus mayores problemas a pesar de que no sólo es legal allí el consumo de marihuana, hachís y hongos, sino que además es un reclamo turístico, lo que posibilita que esa nación sea la primera del mundo en inversión para la concienciación de sus ciudadanos acerca de los peligros de las drogas y por tanto en ella se practique un consumo bastante más responsable.
Sin quererlo mi opinión ha acabado sonando un poco a mitin pro-legalización. Si bien esa es mi postura, sólo querría abrir una nueva vía, intentar crear un debate al respecto, en el que se considere la inutilidad de la postura paternalista que supone la prohibición de algunas drogas considerablemente menos nocivas que las actualmente legales, sin ignorar por supuesto, los perjuicios que conlleva su consumo. Sólo añadir una pregunta y un axioma:
¿Queremos que nuestro gobierno nos dicte qué consumir o qué hacer o qué leer o pensamos que tenemos la suficiente madurez para dejar de lado paternalismos represores?
Debemos dejar a un lado la inútil lucha contra las drogas mediante la persecución legal y centrarnos en la concienciación de la población para un consumo responsable, lo cuál con ingresos fiscales indirectos por la venta de sustancias sería mucho más rentable y factible.
Sin más, espero que mi opinión no resulte indigesta a la hora de disfrutar este “Paraísos Artificiales”.
Autor: Roberto Samper
5 comentarios:
Pues muy de acuerdo con la opinion expresada por Robert, a mi me da grima que cualquier tipo de gobierno trate de controlar a la sociedad, la libertad de opinion y de eleccion es algo fundamental y racional para el ser humano. Este caso de la cocaina y las drogas es un ejemplo más.
Si, como dices, la libertad es uno de los bienes más preciados del individuo, Savater la recalca como tal con mucho tino, aunque como dices en tu comentario a Cocainómanos la educación debe ayudarnos a tomar las elecciones más sensatas, y es ahí donde los gobiernos deberían invertir fondos y donde la sociedad en su conjunto debe hacer un esfuerzo.
LLevo varios días liado deseando continuar este mini debate sobre las drogas, ahora puedo hacerlo. Hay varios puntos que creo que deben diferenciarse. Por un lado, la distinción entre drogas legales e ilegales parte casi más de una tradición histórica que de los efectos de las mismas, pues el tabaco llega antes a Europa que el opio (del que derivan otras sustancias), y el alcohol lo han destilado de distintos modos todas las sociedades (incluida la árabe musulmana a pesar de la prohibición religiosa)... y por tanto no es sólo la hipocresía social la que tolera y legaliza unas y no otras.
Por otro lado, no estoy para nada de acuerdo con que este sea un tema de libertad individual, pues el concepto de Salud Pública es una obligación de todo Gobierno, sin que por ello sea considerado no democrático. En una escala de valores, ¿qué debemos priorizar? ¿el consumo "responsable" o la Salud Pública? Como padre que soy, no tengo dudas, ¡¡¡la Salud Pública!!! Además, el concepto "responsable" aplicado al consumo de drogas es muy endeble, pues, ¿está toda la sociedad preparada para asumir las consecuencias del consumo de sustancias adictivas, que por propia definición anulan, o al menos disminuyen, el raciocinio?
Creo, Roberto y Míster Lenon, que están ustedes confundiendo la línea que separa la libertad individual, del puro y simple RELATIVISMO moral. La sociedad civilizada no puede caer en "el todo vale" en nombre de la libertad individual, y menos cuando ésta se mezcla con la libertad de todos los demás, pues, como decía Aristóteles, somos "animales sociales".
Para enriquecer el debate, aporto un dato: el Gobierno de Canarias hizo público el viernes pasado un estudio que demuestra que una de las causas del fracaso escolar en la Educación Secundaria Obligatoria (12-16 años) es el consumo precoz de drogas de todo tipo...
Por último, insisto en lo dicho días atrás: la simple represión policial no solucionará el problema, sino la educación social, en especial enfocada al conjunto de causas que llevan al consumo, y que no siempre están en la búsqueda del placer, otras se relacionan con la soledad, el estrés, la falta de comunicación o la carencia de objetivos en la vida...
Como bien señalas, la fecha de origen del consumo de las drogas ha podido derivar en la concepción social de unas y otras sustancias, lo cuál explicaría la, por otra parte ilógica, consideración del alcohol y el tabaco como drogas legales frente a las que no lo son. También soy consciente de que mientras en las misas se reparte “la sangre de cristo” como vino, a aquellos que sufrían alucinaciones en la Edad Media fruto de consumo de cereales contaminados por cornezuelo se les quemaba al considerar que tenían el mal de San Vito o habían hecho un pacto con el diablo. Sin embargo, ¿no crees que eso no son más que prejuicios, a tenor de la virulencia de unas y otras? ¿no es acaso el tabaco la causa de muchísimas más muertes no ya sólo de sus consumidores sino también de aquellos trabajadores cuyos ámbitos laborales son bares, pubs y discotecas? ¿Dónde deja la existencia de fumadores pasivos a la teoría de los límites de la libertad individual? ¿No es cierto que el alcohol lleva siglos destrozando familias, segando vidas prematuramente y causando delitos? Además como dato a favor de la legalización, me gustaría añadir algunos puntos, no sin antes recalcar que considero las drogas en general nocivas y perjudiciales en la gran mayoría de sus usos, exceptuando tan sólo algunos fármacos, y ni tan siquiera la totalidad de ellos, pues llama la atención por ejemplo que en los noventa se podían conseguir en España con receta algunos tratamientos de anfetaminas como medio para adelgazar, situación también bastante interesante pues los ciudadanos consumían drogas muy perniciosas con total confianza al considerar que eran medicamentos.
Dicho esto, sin querer entrar en relativismos morales, a pesar de lo inherentemente relativo que el debate se vuelve cuando los encargados de velar por la salud de los ciudadanos recetaban drogas que ahora son ilegales, me gustaría, en tres puntos, aportar lo que creo son razones de peso para proceder a la legalización progresiva de las drogas, pues mi postura no sería una legalización total instantánea, sino un estudio en etapas de las consecuencias sociales de la mayor permisividad antes de pasar a la siguiente fase.
1- En el tema de las drogas quizás la represión no sea la política adecuada. Muchos estudios consideran que los jóvenes se adentran en el mundo de las drogas como acto de rebeldía o demostración de valentía. Quitarle a algunas “drogas de iniciación” como el Cannabis el misticismo que en algunas edades supone estar cometiendo un delito, puede ayudar a combatir el consumo no ya de esas sustancias, como parece indicar el caso de Holanda, donde los jóvenes consumen menos marihuana que en otros países a pesar de ser legal, sino quizás también de los siguiente escalones que mostraba Achero Mañas en su cortometraje.
2- La legalización traería consigo además una regularización que en un corto período de tiempo acabaría con muchos de los problemas asociados a la drogadicción. En lugar de un tráfico ilegal contra el que décadas de prohibición han demostrado que no se puede combatir, tendríamos un comercio controlado por el Estado, con impuestos indirectos sobre esas sustancias que aún así permitirían el abaratamiento de los costes y controles de sanidad que asegurarían la calidad y reducirían los riesgos. Además, los fondos recaudados mediante los impuestos podrían como en el caso holandés, reinvertirse en esa educación social que coincidimos es vital y tan buenos frutos ha dado en la tierra de Rembrant, país que lidera Europa en el ranking de gasto en la lucha contra la drogadicción sin que eso suponga a los no consumidores un esfuerzo fiscal.
3- Por último, apoyando lo anterior, quisiera recalcar que la prohibición del alcohol, por si este discurso mío lleva al error de pensar en la ilegalización de éste y del tabaco, tuvo lugar, como saben, en los años 20 y comienzos de la década de los 30 en muchos países con resultados desastrosos. Miles de personas murieron por consumir más alcohol y sobre todo porque la calidad de éste no estaba controlada, realizándose en destilerías clandestinas que carecían de las condiciones necesarias y por personal no cualificado. Además, las mafias que controlaban el tráfico y la indefensión de los ciudadanos al estar cometiendo un delito con su consumo, llevó a esos países a un caos y un aumento del índice de criminalidad considerable. Situación que no cesó hasta la posterior legalización del alcohol.
Con todos esos datos, ¿por qué no podría suceder un fenómeno similar con una legalización escalonada conjuntamente con una mejor educación social?
De acuerdo con lo expreado por robert. Creo, Alfonso, que has confundido los terminos en este caso ya que nadie ha confundido la libertad individual con la social. Vamos a ver, tan libre es una persona de fumar o de tomar una copa como de fumarse un porro de marihuana, la diferencia es que unas son drogas legalizadas y las otrsa no o las unas son bien vistas o moderamente bien vistas y las otras no. La clave, aparte de la educacion social, es el auto control. El que la gente sepa lo maximo posible acerca de las drogas y los riesgos que conllevan, y que a partir de hay, decidan. El que cada uno ejerza su derecho de libertad individual no tiene porque mezclarse con la libertad de otras personas. Y otra vez llegamos a la comparacion con las otras drogas permitidas como el alchol o el tabaco: ¿ no estas atentando contra la libertad de otras personas cuando les llenas la cara de humo?
Para mi este problema esta muy claro, la legalizacion y la información sobre las drogas y las consecuencias de su consumo es algo fundamental. ¿Que al legalizarse existen riesgos de crear adictos? Lo mismo que el tabaco, el alchol , el sexo o el juego.
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