Conflicto Palestino-Israelí

La Historia del Conflicto Palestino-Israelí, es el fruto de las tensiones causadas por elementos sociales discordantes de gran poder como son la religión y el patriotismo; pero también es el resultado de las políticas intervencionistas de las grandes potencias, de la imposibilidad de los seres humanos de convivir en paz y de la presión demográfica en un medio hostil.

Lo que hoy nos presentan como Palestina, fue hasta finales de la Primera Guerra Mundial una posesión del Imperio Turco. Tras la derrota de los otomanos, y la espectacular pérdida de posesiones que sufrió este “gigante con pies de barro”, como algunos historiadores le denominaron, la Sociedad de Naciones, un organismo antecesor de la actual ONU con similares funciones y fracasos, designó un territorio amplísimo como protectorado británico, en él se engloba Los Territorios Palestinos, la actual nación de Israel y la nación árabe de Jordania. (1922 – 1948)

Tras la Segunda Guerra Mundial, cuando expiró la influencia británica sobre el territorio, los judíos, debido sobre todo al ascenso de los fascismos, habían aumentado drásticamente su presencia en la zona. Sin embargo en el momento en que la ONU decidió autorizar la creación de la nación de Israel, aún eran tan sólo un 37% de la población de la zona, los cuáles no obstante recibieron un 55% del territorio.

Por supuesto se pueden encontrar razones de peso en la Historia del pueblo de Abraham para justificar su presencia en la zona. Pero quizás ese haya sido el gran problema, la justificación continua de la sinrazón que supone el nacionalismo.
Con la retirada de los británicos se produjo la creación del Estado de Israel. Pero egipcios, jordanos, libios, sirios,… y en definitiva una alianza árabe, atacaron a los judíos, siendo el resultado una victoria hebrea, con la consecuente ampliación de fronteras (un 23%).

Tras eso, debido en parte a la beligerante actitud de los árabes, los israelitas ocuparon Gaza y Cisjordania, los territorios que deberían ser la nación Palestina, los altos del Golán, las granjas de Shebaa y la península del Sinaí (esta última ya devuelta a Egipto).

Con intermitentes acuerdos y escaladas militares, esa es la situación que podría en mi opinión resumirse en los siguientes puntos:

- El pueblo judío tras ser víctima durante mucho tiempo (no sólo de los nazis, sino también de las monarquías europeas a lo largo del curso de la Historia), merecía la creación de un Estado propio, si es que eso es algo positivo. ¿Pero dónde?

- La ONU realizó una división del terreno chapucera, debido tanto a la complejidad topográfica como a las diferencias existentes entre el pueblo árabe y el hebreo.

- La liga árabe fue derrotada tras intentar expulsar a los judíos de la zona. Debido a la patente supremacía militar de los hebreos.

- Los judíos han respondido casi siempre con demostraciones de fuerza a las revueltas palestinas, de modo que los sentimientos de venganza en una y otra parte dificultan, si es que no imposibilitan la paz permanente entre ambos pueblos.

- En la actualidad, con el pretexto de ser el único modo de asegurarse de no recibir ataques, Israel tiene ocupados los territorios palestinos y los altos del Golán que pertenecen a la nación Siria. La ONU se opone a esta situación pero no parece tener la suficiente influencia como para evitarlo.

- Los territorios palestinos no sólo están ocupados, también están separados geográficamente.

- El término palestino responde quizás a la necesidad de encontrar una justificación a la autocracia árabe en la zona. Los propios dirigentes aseguran que no persiguen un estado independiente, sino el gobierno árabe en ese territorio, y que probablemente se anexionarían a otras naciones colindantes, como Jordania o Siria.

- La importancia de este conflicto no sólo se mide en el número de víctimas, sino también en la cantidad de refugiados y desplazados. (entre 600.000 y 800.000 árabes).

Autor: Roberto Samper

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