Blues de niebla y Luna

Todo lo arrastra y pierde este incansable
hilo sutil de arena numerosa.
No he de salvarme yo, fortuita cosa
de tiempo, que es materia deleznable…

Jorge Luis Borges


Los antiguos romanos vivían un promedio de 22 años. En la actualidad la esperanza de vida para un ciudadano del mundo es de 75 años, desde un mínimo de 38 en Sierra Leona hasta un máximo de 85 en Japón. La edad es un concepto nebuloso. Y el tiempo lo hemos convertido en la civilización actual en un dios.

El tiempo considerado como paraíso perdido, como una infancia nunca recuperada, sigue siendo ese ser superior y misterioso al que todos rendimos culto, al que todos queremos cantar. “Se canta lo que se pierde” decía la canción que Machado quería enviar a Guiomar. Quizás sea porque cantar lo que se tiene indica conformidad con el propio destino y la conformidad siempre es mala consejera.

En Blues de Niebla y Luna, Jorge Batista nos sigue hablando del transcurrir del tiempo, de la fugacidad de la vida, de ese símbolo que nos hace recapacitar en las viejas diosas, tejedoras del destino; en las Parcas que controlaban con sus manos la vida de los mortales. Así al abrir el libro se puede leer una cita del propio autor “No somos otra cosa que el tiempo que se fue”. Esa reflexión en su escritura podría indicarnos el vértigo de lo irrecuperable, indicarnos que asume sin consuelo el rostro de un tiempo que nos derrota. Podría indicarnos que la vida se convierte en memoria perdida.

La palabra Blues hace referencia a la tristeza, a los espíritus caídos. Pero felizmente Jorge Batista tiene una personalidad revoltosa y tierna como él mismo se define, y eso lleva a que nos conduzca de lo real a lo ilusorio, que se sitúe en los fondos del dolor del ser humano, en sus penas personales. Su obra literaria se corresponde con las pasiones que genera, con los desasosiegos que lleva dentro, con el amor familiar… Tanto que en algunos de sus relatos se puede descubrir huellas autobiográficas. Leo:

….Ahora me mancho los dedos con los mocos de mis hijos, con los restos de chocolate de sus labios, con el pelaje embarrado de Sam cuando se revuelca en los charcos que el invierno deja entre los pinos de La Esperanza, con el tizne de los periódicos que me muestran un mundo que no me gusta y con lo más íntimo de la mujer que me quiere… Del relato “Defensa de los dedos sucios”

Rastrea en la música que escuchamos y en la que olvidamos, en los seres felices e infelices, en la pasión del amor y en el trauma de la muerte, en la luz y en las tinieblas. En ese mundo de la noche de los tugurios y las tascas.

…Mientras en el habitáculo que me transporta vuelan al aire notas de rock & roll, aquí hay mujeres que lloran y se abrazan. Hombres que se dan la mano en silencio y hablan de lo inevitable del marchar… Del relato “Puntos de Fuga en la noche”.

Sabe transmitir los momentos duros que le ha tocado vivir, el hastío hacía las cosas de este mundo. Se querella con sus propios demonios interiores con una mezcla de melancolía y crudeza. Le gusta jugar al desconcierto, pero siempre acompañado de su música, del blues, del jazz, del country o el rock and roll, protagonistas de sus relatos.

Blues de Niebla y Luna es un libro escrito con un buen manejo del lenguaje. Su palabra nos recuerda la letra de esas canciones negras y espirituales que están en el origen del jazz, y que son la expresión del sufrimiento, del quejido, de las catacumbas del alma y de los escondites del corazón. Una lúcida creación del mundo contemporáneo, entretejido con añoranza y melancolía. Blues de Niebla y Luna lo ha editado Anroart, con una portada como tenía que ser, de color azul. Contiene unas lindas ilustraciones realizadas por dos niños Jorge y Pablo, sus hijos.

Divide el texto en dos partes: en la primera parte el autor exprime historias, y nos presenta instantáneas, pequeñas piezas, como flashes, en donde indaga en el destino, en los laberintos de la memoria, en el lado ilógico de la existencia. Configura en nosotros ternura, comparte situaciones y emociones con un toque surrealista como en el relato “Solemne paz para dedos tiznados”. Leo:

…Páseme el periódico si ya ha terminado. Aquí lo tiene. Gracias. Y las páginas caminaban de atrás hacia delante como caminan las estaciones y los años en sentido inverso…

En la segunda parte arma historias más largas, ingeniosas, simbólicas. Como “El erudito orgánico” o “Cuando Jeffrey Stano no pudo encontrar su conciencia”. Leo un fragmento de éste último:

… Siempre en busca de su conciencia fue sumando caminos, geografías y muerte a su existencia. Aislados bosques, pueblos en medio de desiertos, morbosos entornos, clubes sáficos, burdeles, siniestros callejones, incautas autoestopistas… y añadiendo perversión a sus acciones criminales hasta llegar a descuartizar y devorar a algunas de sus víctimas…

Jorge elabora sus textos a partir de un mundo real, relatos en los que los personajes, el escenario y la acción muchas veces pertenecen a problemas de gente normal. Los construye a partir de un estado de ánimo, pero tratando de no rozar la superficialidad, al final acaba cayendo en la quimera, en lo onírico, en los abismos fantásticos del mundo de Cortázar. Los personajes son la reflexión, los interrogantes de la vida, el miedo a la soledad, a la desolación. Y sobre todo al tiempo. Un destino del que nadie se salva.

Batista es músico, estudió en el aula de Música Moderna y Jazz de Barcelona y con el pianista argentino Louis Vecchio. Fue cantante y guitarra de la Alabama Dixieland Jazz Band y últimamente actúa en solitario con el espectáculo “La noche es de Jorge”. Es profesor de narrativa y periodismo literario. Y tiene en su haber dos libros más, publicados también por Anroart: Pequeños sorbos de tiempo y Cópula, en colaboración con el pintor Pepe Dámaso. En poco tiempo ha conseguido una manera diferente de contar, de narrar con una voz propia y una forma muy personal, e igual que sus Blues, contagia su vitalidad a través de su prosa poética, nos traslada a toda esa parafernalia diabólica y de encantamiento que existe alrededor del ritmo.

Juan Manuel García Ramos en su análisis titulado “El tiempo de Jorge Batista”, señaló: En su primera obra está en cuerpo y alma el sujeto Jorge Batista, el periodista Jorge Batista, que nos da cuenta del proceso de conocimiento y de autoconocimiento experimentado a lo largo de los años, al lado de la música, del cine de sus amores, de sus pequeñas angustias profesionales (…)

Dedica Blues de Niebla y Luna a sus hijos que son los que lo conducen de la mano, hasta el niño que también fue. Intuyo que se refiere a aquel niño que creía en el polvo de las estrellas, porque él al igual que la Literatura no conoce edades.

Para terminar quiero contarles una leyenda. Dicen que en uno los viajes del indiscutible maestro de Blues, Robert Jhonson se encontró con el diablo en un cruce de caminos. Allí le vendió su alma a cambio de tocar el blues como nadie lo había hecho hasta entonces. Yo esta noche le agradezco a Jorge sus confesiones, sus alegrías y decepciones. Su creatividad. Por eso le pido que no venda su alma al diablo a cambio de su talento. Porque sus libros ricos en observaciones ya están dejando huellas por su atractiva personalidad, ya están haciendo un largo recorrido.
Con su palabra, imprevisible algunas veces, inquietante otras, pero siempre reservándole al lector la ironía y la sorpresa. Por eso es un libro que recomiendo.

Autora: Rosario Valcárcel

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