De Poetas y Camaleones
Pues no, no se trata de un poema de camaleones, o de una oda a la vida sexual nocturna del camaleón by mister Lennon (afortunadamente), ni siquiera de los pinitos de algún camaleón superdesarrollado en el mundo de la poesía, sino de algo mucho más sencillo y reconfortante, un pequeño tributo a esos dos genios de la música llamados Bob Dylan “el poeta” y David Bowie “el camaleón”.
Robert Allen Zimmerman, al que todos conocemos más por el nombre por el cual viaja, Bob Dylan, vino al mundo en la Minnesota de la América profunda. Desde muy joven, este tipo introvertido e introspectivo se empezó a inquietar por el mundo de la poesía y de la música, tanto es así, que cuando empezaba con sus primeros pinitos en el terreno musical, se cambio el nombre por el de Bob Dylan, en honor a su poeta favorito, Dylan Thomas. El Judío Zimmerman no sólo se conformaba con expresar artísticamente su mundo interior en forma de poemas musicales, sino que era un tipo comprometido con los conflictos que le rodeaban y afectaban y empezó a crear manifiestos musicales con la complicidad de su amante y amiga por aquella época, Joan Baez. Canciones como esa maravilla titulada “Blowin in the wind “ son prueba de ello. Pero el joven e inquieto Dylan también amaba al rock y al pop mas puro, y bailaba y alucinaba entre fumada y fumada de marihuana con los bailes de Elvis, Chuch Berry, Little Richard, Carl Perkins o Jerry Lee Lewis, y poco a poco fue graduando su estilo claramente Folk y reivindicativo a un estilo más pop y rock. Conoció (e influyó) a los Beatles, los Stones o los Who y se fue convirtiendo poco más que un mito viviente de la cultura contemporánea. De repente, casi todo aquello se vino abajo, un accidente de moto en el año 1966 casi corta las alas definitivamente del poeta de Minnesota y Dylan se retiró de la vida pública durante casi 10 años y se dedica a realizar poemas y grabaciones caseras en el calor de su hogar. Pero el gitano Dylan es un mar de talento para ser malgastado en una pequeña corriente casera y sale de nuevo ante los focos de la vida publica y el mundo de la farándula primera para publicar un disco nuevo con sus grabaciones caseras y luego para retomar su carrera musical y protagonizar algunas películas como la magistral “Pat Garret y Billy the kid” de Sam Pekinpah. De aquellos años a esta parte no ha pasado casi nada, es decir: un premio príncipe de Asturias, una colección de grammys, un nombramiento de caballero de las artes y las letras en Francia, oscars, globos de oro, libros de poesía y canciones como “Blowin in the wind”, “Mr tambourine man, “ Like a rolling stone”, “knoking in the heaven’s door” y discos y más discos para disfrutar y quedarnos hipnotizados con el talento de este gitano judío de Minnesota. Se podría hablar kilómetros y kilómetros acerca de Zimmerman-Dylan, del gitano poeta, del tío más definitivo y definitorio de su generación, del artista total, del tipo que le enseño fumar marihuana a los cuatro de Liverpool, del poeta del que John Lennon dijo “no es lo que dice, es como lo dice”, del bardo que quería ser un rolling stone, del profeta anti-vietnam, del masturbador de la conciencia americana anti-vietnam y anti-nixon, del rebelde antisistema con una guitarra y una armónica en ristre, y de tantas y tantas miles de cosas, calificativos y alabanzas. Pero como seguramente todas se quedarían pequeñas para Zimmerman y grandes para mi boca y mi pluma, solo decir que el tipo es Bob Dylan, el gitano poeta de Minnesota, con eso ya basta. Como diría el boss Springsteen de una mancera mucho mejor que la mía “¿Quieres entender la música y ser músico?, vete y escucha a Bob Dylan, ahí lo encontraras todo, yo lo hice.” Y es que ya lo decía Zimmerman: “La respuesta, amigo mío, esta volando con el viento”.
Y esto no acaba aquí, colegas míos. Ahora toca hablar de otro tipo muy musical él, pero no un tipo corriente, ya que se trata de un camaleón humano, un duque blanco, un rey del glam y una reinona conocida como Ziggy Stardust. Y todos ellos son el mismo, un tipo inglés y aristocrático llamado David Bowie. Vino al mundo en el año 1947, en Brixton, una de las regiones más aristocráticas y distinguidas de la Inglaterra post guerra mundial. Fue a los mejores colegios e institutos británicos y su educación fue exquisita. Pero el tío no se conformaba con ser un aristócrata Ingles y burgués que vivía en su gran mansión dando ordenes a sus muchos criados, el tío quería ser una estrella del pop y del rock y ser aclamado en los escenarios mientras hacía lo que más le gustaba, la música. Se convirtió en un camaleón humano después de que en una pelea en el patio del colegio, un generoso amigo le clavo un compás en el ojo, y el hierro de este compás hizo que la pupila antes verde se tornara azul, y voilá, ya teníamos a un camaleón humano de un ojo azul y otro verde. Pero el tipo no se conformo en ser un camaleón solo en los ojos, sino que también lo fue en su aspecto. Con space odissey y life on mars se convirtió en el rey del glam y máximo exponente de este genero musical subversivo que también engendró a dioses y monstruos como Iggy Pop. Durante muchos años de rey del glam, y reinona de las arañas de marte conocida como Ziggy stardust, se fue a Berlín a vivir un tiempo y se convirtió en el duque blanco, después de protagonizar “the man who fell to earth” de Nicholas Roeg, donde era un duque blanco y delgado directamente salido de otro mundo. Años de enganche a la cocaína, al alcohol y de colaboraciones y orgías de drogas, sexo y rock and roll con John Lennon, Mick Jagger, Pete Totwshend, Iggy Pop, Brian Eno o Freddie Mercury y Queen, y discos y títulos como let’s dance, my china girl, absolute beginners o colaboraciones en películas como “ El ansia”, “ La ultima tentación de cristo” o “dentro del laberinto” hicieron de él lo que es hoy día, el artista que se atrevía con todo, el duque blanco de la voz surgida de los cráteres de marte, la reinona glam que le canta a las estrellas y al almirante Tom, el camaleón de un ojo azul y otro verde que desafía a su público cada vez que sale de la ducha y se le ocurre una idea nueva que pone patas arribas al mundo de la música, el trovador Londinense más original jamás visto y oído. Señores, pónganse a sus pies y escuchen a su majestad el duque blanco, nunca habrán oído y bailado con un camaleón que cante mejor. Como dijo un día Pete Towshend, el guitarrista loco de los who “Cuando la música da un paso adelante, Bowie ya ha dado cinco o seis y esta sentado fumándose un cigarrillo esperando a que la música llegue a su altura”. Y es que ziggy stardust sólo hay uno, y más con una china girl tan fascinante como aquella.
Y esto es todo, damas y caballeros. Escuchen y disfruten con esta raza de camaleones y poetas de la que le hemos hablado, y apuesto que se sorprenderán y emocionaran a cada nuevo trabajo de estos dos tipos singulares y únicos en su especie. Bowie y Dylan, Dylan y Bowie, tanto monta monta tanto y si encuentran algo mejor, les llamaré mentirosos.
Les habló Mister Lennon, desde Strawberry Fields.
1 comentario:
Me encanta ver las pequeñas uniones y conexiones que se van creando en el blog, muchas de ellas fruto de post tuyos como éste en el que tejes anécdotas con multitud de mitos y personajes famosos. Este post tuyo en concreto me lleva a pensar en ese de Historias de Nueva York y al fragmento de Scorsese, cuya banda sonora estaba sobre todo compuesta por uno de los mejores temas de Dylan y otra canción, que precisamente Lennon supuestamente (como diría Leviatán) dijo que era su favorita: "A Whiter Shade of Pale".
O cuando leo esa interesante reseña sobre la biografía de Bowie y su Labyrinth de Jim Henson, me viene a la cabeza el, tan mencionado ultimamente, genio que es John Hurt que narraba el cuentacuentos...
En definitiva, gracias por este post de genios del pop-rock, Life on Mars fue uno de los mejores momentos del día de ayer para mí (y no hablo en clave American Beauty).
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