Soneto 71 de Shakespeare

Este próximo miércoles es 23 de abril, día en que se conmemora la muerte de dos de los más grandes literatos: William Shakespeare y Miguel de Cervantes. No quisiera dejar pasar tan señalada fecha sin recomendar por tanto la obra de uno de ellos y, quizás tan sólo por llevar la contraria, he pensado que será el británico.

No suelo leer poesía traducida. Esto se debe a que al gozar de algunos originales en inglés y sus traducciones sufrí un trauma que hizo que apenas me haya atrevido a conocer a los autores franceses, rusos o alemanes. De vez en cuando me asomo temeroso a ellos, como en aquella ocasión con Pasternak, pero siempre siento que lo más probable es que pierda el tiempo, puesto que por mucho que se esfuerce el traductor, un poema tiene vida propia, está basado en ligeros matices de las palabras que lo conforman, nada se deja al azar y el todo es mucho más que el significado de cada una de sus partes. Pensar que una traducción lírica será acertada, es como creer que una foca en el Sáhara le da un aire invernal al desierto.

Y después de todo esto tengo el valor de recomendar un soneto traducido ni más ni menos que del inglés del siglo XVII, pero eso sí, con la deferencia de incluir también un enlace para que los que sean capaces de entender el original británico se regocijen con la forma pura antes de que un intérprete con pretensiones a lo Sir Arthur Evans, se mezclase con el genio de Stratford Upon Avon para darnos una versión en castellano del soneto 71.

Sobre Shakespeare no hablaré mucho, sólo decir que el mundo gozó de su presencia entre 1564 y 1616, creando algunas de las más altas cotas de la literatura en cada una de sus vertientes.

Soneto LXXI:

Cuando haya muerto, llórame tan sólo
mientras escuches la campana triste,
anunciadora al mundo de mi fuga
del mundo vil hacia el gusano infame.

Y no evoques, si lees esta rima,
la mano que la escribe, pues te quiero
tanto que hasta tu olvido prefiriera
a saber que te amarga mi memoria.

Pero si acaso miras estos versos
cuando del barro nada me separe,
ni siquiera mi pobre nombre digas
y que tu amor conmigo se marchite,

para que el sabio en tu llorar no indague
y se burle de ti por el ausente.

Versión de Manuel Mujica Láinez para amediavoz.com

Autor: Roberto Samper

1 comentario:

Anónimo dijo...

Siempre es de agradecer todo recordatorio a esos dos Genios que fueron William Shakespeare y Miguel de Cervantes.

De Cervantes decir que aunque solo he leido una obra suya, que es , logicamente el Quijote, esta obra siempre me enamora y me fascina a partes iguales y siempre encuentro alguna cosa nueva a descubrir cada vez que la leo, aparte de su sentido del humor rara vez igualado. Pero sin duda , creo que Shakespeare es el autor mas grande que jamas ha existido y me podria pasar horas y horas hablando de el y de sus obras. Podria hablar sobre el romanticismo de Romeo y Julieta, de la sombria duda de Hamlet, de los celos de Otelo, de la ambicion de Macbeth, De la locura del sueño de una noche de verano, y tantas y tantas otras inmortales obras del bardo britanico. En la literatura, habra mucha gente grande y muchos genios, pero nunca ninguno como Shakespeare.