Ensueño, Emily Dickinson

Para la entrega de esta semana del ciclo de poesía femenina, quizás llevado por el impulso aventurero de Julio Verne, me gustaría recordar una pequeña creación de Emily Dickinson 1830 - 1886, poetisa norteamericana cuya obra, prácticamente, no fue publicada hasta después de su muerte.

Esta autora, de quién su hermana, su más ferviente admiradora, su gran valedora y la persona a quién probablemente debamos el conocimiento de los poemas de Emily Dickinson, dijo tras su fallecimiento que “la poeta lírica más memorable de Estados Unidos había vivido y muerto en el anonimato”, pasó su existencia en el seno de una familia acomodada que le permitió formarse académicamente de un modo extraordinario para la época, pero que imposibilitó en cierta manera el desarrollo personal de la joven al mantenerla gran parte de su vida recluida en el hogar paterno.

Este dato de su biografía adquiere singular importancia al acercarnos a su ensueño ya que le da un sentido más profundo a ese viajar mejor en el poema que la poetisa nos confiesa ya que al igual que la obra de Luis Antonio González Pérez, son confesiones las estrofas de Dickinson pues tan sólo un pequeño grupo de familiares y personas de confianza tuvieron el placer de disfrutar de estos versos antes de la muerte de una genial autora que se negaba a compartir con el gran público su don.

Su obra fue sin embargo muy criticada en algunos círculos que tachaban a la autora erróneamente de iletrada por las licencias que ésta se tomaba y por algunas supuestas faltas de ortografía que en realidad eran versiones arcaicas de palabras debido a su gusto por la lectura de clásicos y, un dato que me parece muy curioso, a la posesión de un atlas con nombres aún no evolucionados de sus lenguas originales hacia el inglés, del que extraía lugares a que viajar entre metáforas.

Para finalizar, antes de dejarles con el poema de la semana y con su versión original tras este enlace, quisiera comentar que también esta autora sufrió graves problemas de salud y dolores durante gran parte de su vida, lo cual le hace coincidir con Elizabeth Barrett Browning, a cuyo marido admiraba como poeta, y Frida Kahlo.

ENSUEÑO

Para fugarnos de la tierra
un libro es el mejor bajel;
y se viaja mejor en el poema
que en el más brioso y rápido corcel

Aun el más pobre puede hacerlo,
nada por ello ha de pagar:
el alma en el transporte de su sueño
se nutre sólo de silencio y paz.

Versión de Carlos López Narváez


Autor del post: Roberto Samper

2 comentarios:

Gittana dijo...

siiiiiiii!!!!! adoro a emily dickinson!!!!

Anónimo dijo...

Bonito artículo sobre una poetisa que sin duda deberia ser más reconocida y conocida de lo que ha sido.

Felicidades por el merecido recuerdo, Robert.