La Crisis y el Miedo

Nuestra economía es tan frágil y tan dependiente del exterior que cuando el petróleo sube y sube sin parar todos temblamos, ya que conocemos la escalada de destrozos que trae consigo. Palpamos la crisis en el bajón de ventas del comercio, el descenso de importaciones y el subsiguiente parón en los puertos, la crisis de las inmobiliarias, el incremento del paro tras el colapso en la construcción. Hasta los coches de segunda mano tardan más tiempo en venderse. La crisis es real, la gente tiene más dificultades que hace un par de años. Pero también en el retorno de la crisis existe un componente psicológico, ambiental. El miedo es un reguero de pólvora que algunos alimentan arrimando fuego, esparciendo rumores. El turismo es uno de los pocos renglones de la economía regional que por ahora no rechina, incluso ha habido incrementos en los primeros meses del año. Sí parece que a Canarias las depresiones económicas llegan algo más tarde que al resto, pero cuando llegan lo envuelven todo. Los dineros públicos tampoco dan para más: durante años nos hemos beneficiado, y mucho, de las ayudas europeas que lanzaron nuestro bienestar. Hemos tenido dinero comunitario, luego los complementos de financiación y hasta la bolsa RIC, que nuestras autoridades no han sabido gestionar adecuadamente en tiempos de vacas gordas. Y la economía española, basada en el turismo y en el ladrillo, es una economía de crisis permanentes: un diente de sierra con subidas espectaculares y bajadas terribles, igual que en la bolsa.

Me cuenta un amigo que estamos sólo ante el umbral de la gran crisis. El petróleo va a seguir subiendo hasta llegar a límites insoportables. El gigantesco consumo que están teniendo China e India con sus miles de millones de habitantes hará que las reservas disminuyan antes de lo previsto. Los del Club Bilderberg, esa especie de sanedrín que casi es el verdadero gobierno mundial en la sombra, están diseñando este asunto, y lo de ahora sólo es para que nos vayamos preparando ante lo que se avecina. Esta interpretación catastrofista no me gusta, incluso en EEUU empiezan a superar ya la crisis. Claro que a las “siete hermanas”, las grandes petroleras, les viene de maravilla esta marejada porque a río revuelto sus ganancias se disparan. Yo, que de economía apenas entiendo, sí tengo la impresión de que en las crisis se fabrican grandes fortunas. Unos pocos listos se llenan los bolsillos a costa de quienes tenemos unas economías pequeñas pero pagamos los impuestos y cumplimos nuestras obligaciones sin rechistar. Precisamente para alimentarlos a ellos, a los listos de Wall Street, a los del Club Bilderberg, tan empeñados en planificar el mundo para hacerse cada vez más millonarios. Pragmatismo y “asesoramiento”, eso es lo que venden a los gobiernos. Y nosotros a soportar lo que nos echen.

Autor: Luis León Barreto

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