Nasija, de Guillermo Ríos

Hace un par de meses, tal como me comentaba Queen Galadriel, hubo en la Casa África de Las Palmas de Gran Canaria, una conferencia acerca del cine del continente en el que tuvo lugar el origen de la especie humana. Los datos que se manejaron eran optimistas, pero demostraban un atraso considerable con respecto al resto del mundo, algo que puede parecer lógico si tenemos en cuenta la situación económica y social de la franja subsahariana de esa región de nuestro planeta, pero requiere un profundo análisis al observar que otras naciones con similares coyunturas han mantenido una interesante y fecunda producción. Podemos decir por tanto que ha habido, en los más de cien años de Historia del séptimo arte, muy pocas realizaciones que sean fruto al 100% del trabajo de habitantes de esta zona del mundo, y eso es algo que llama la atención si lo comparamos con la industria de India, un país con grandes diferencias económicas y una población mayoritariamente pobre, pero que mueve cifras multimillonarias en el séptimo arte o la de Irán, que con una considerable represión, cuenta con algunos directores de fama mundial.

En aquella conferencia se nombró algunos cortometrajes entre los que destacaba Borom Sarret, el cuál quise mostrar en este espacio, pero al sólo encontrarlo en su idioma original con subtítulos en inglés, desistí.

Sin embargo, un tiempo después, recibí por parte de Luis León Barreto una cadena de emails en la que se recomendaba un cortometraje de producción canaria, sobre la situación de la mujer en la llamada “África Negra” y pensé que podía encarnar esta sección y a la vez servir de conducto para el debate sobre la cinematografía de un continente separado de la vieja Europa por sólo 14 kilómetros pero muy distante en cuanto a sus costumbres.

“Nasija”


Este trabajo de Guillermo Ríos, tal como él mismo indica, surge de la necesidad de comunicar y denunciar casos que suceden con demasiada frecuencia y que subyugan la figura femenina a la masculina. La repercusión mediática del caso de Safiya Husseini, en 2002 fue, según una entrevista del director, el detonante necesario para que Nasija surgiese y aunque su intención era denunciar la pena de muerte en sí, este corto se erigió en un representante de los Derechos Inalienables de la Mujer. Cuatro años más tarde la familia Ríos recogía multitud de premios en distintos certámenes, entre los que destaca el del 22º Festival Internacional de Cortometrajes de Berlín, por un trabajo no exento ni de dulzura ni de dureza y dramatismo.

Lo único que añadiría a esta reivindicación de la igualdad entre géneros, es la necesidad de ejercerla de un modo integral, sin descansar en la barbarie de otros lugares, pensando que somos más civilizados, ya que no considero que nuestros sermones puedan tener mucha validez cuando en lo que llevamos de año se investiga lo que puede ser el vigésimo sexto asesinato de una pareja o ex pareja por parte del otro miembro. Por supuesto que aquí no lapidamos a nadie y la pena de muerte fue abolida con la constitución del ‘78 (no hace tanto, ¡eh!), pero sigue habiendo violencia de género, abuso infantil, violaciones, asesinatos y a tenor de la importancia que los medios y el gobierno le dan, quizás el peor de todos los males: piratería informática. Pero, como decía el genial Michael Ende, ésa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.

Autor: Roberto Samper

1 comentario:

Anónimo dijo...

Bonito, duro y relevador cortometraje, de una situación que debe de ser denunciada y criticada con todas nuestras fuerzas. Por eso, es de vital importancia que todas esas injusticias sociales y humanas sean dadas a conocer al gran publico y denunciadas ya sea en forma de cortometraje o de escrito o de lo que sea. Todo con tal de intentar que esa situación cambie.

Felicidades al gran trabajo de Guillermo Ríos.