De Colmillos y Tornillos


Cuando nos referimos al terror clásico, ya sea en el cine o en la literatura, dos nombres nos vienen a la cabeza antes que ningún otro y sobresalen sobre el resto, Drácula y Frankenstein. Las historias del conde vampiro de Transilvania y del megalómano doctor Frankenstein y su criatura construida con trozos de cadáveres han sido adaptadas en numerosas ocasiones al cine, al teatro y a la televisión, aparte de que las obras originales de Bram Stoker y Mary Shelly, respectivamente, se encuentran entre los títulos más emblemáticos, leídos y conocidos de la historia de la literatura mundial.

Empecemos con el rey de los vampiros. El irlandés Bram Stoker, se quedó fascinado con la historia real del noble rumano Vlad Teppes Drácula, apodado “el empaladór” por su enorme crueldad y su sangrienta costumbre de ensartar a sus víctimas en largas y afiladas estacas para luego ser mostrados a modo de trofeos a su pueblo. Drácula (que tiene varios significados en la lengua rumana, desde dragón a hijo del demonio) era un héroe en su Rumania natal, cuando se enfrento a los Turcos con ferocidad y coraje asombrosos en la cruenta guerra que mantuvieron los dos países entre si. Pero toda leyenda tiene su lado oscuro, y si bien el héroe nacional Rumano era una leyenda intachable para su pueblo, no dejaba de ser un asesino de masas para el resto del mundo. Drácula empalo a cientos de turcos, hizo ejecutar a miles de Rumanos que se opusieron a su régimen, realizo las mas horribles torturas a todos los que se enfrentaban a él (empalarlos, cortarles la cabeza, arrancar sus dedos uno a uno, etc) e incluso tenía una leyenda de vampiro debido a que se bebía en una copa la sangre de muchas de sus victimas a modo de celebración. Incluso en más de una ocasión, hizo clavar el sombrero con clavos al rojo vivo en la cabeza de quienes se negaban o olvidaban de saludarle. Toda esta historia de crueldad sanguinaria y pequeña leyenda de vampiro inspiró a Stoker la creación de un personaje basado en el soberano Rumano, el conde Drácula, un vampiro que vivía en su castillo de los Cárpatos y que después de engañar a un ayudante de un notario llamado Jonathan Harker, viaja a Inglaterra para extender un reinado de terror vampírico, contando sólo con la férrea oposición del profesor Abraham Van Helsing, experto estudioso de lo sobrenatural procedente de Holanda.


La novela fue todo un éxito que hizo de Stoker una celebridad mundial, y años más tarde fue representada en muchas ocasiones en teatro con muchísima aceptación, especialmente en Broadway donde el personaje de Drácula era encarnado por un desconocido actor Húngaro llamado Bela Lugosi. Luego vendrían las consabidas adaptaciones cinematográficas, empezando por el Nosferatu de Murnau, una de las cumbres del cine mudo expresionista alemán y con el protagonismo de un excéntrico y extraño actor llamado Max Srheck , del que nunca más se supo nada aparte de su participación en esta película. El film originó toda una serie de pleitos con los herederos de Stoker, ya que para evitar el pago de derechos se cambió el nombre de la historia y de los personajes, una pillería propia de Murnau para paliar el poco presupuesto que manejaba en la época. Algunos años más tarde, la productora Universal iniciaría una serie de películas de terror que marcarían toda una época en los años 30 y 40, siendo Drácula, dirigida por Todd Browning (también autor de varias colaboraciones con el mítico Lon Chaney y del grotesco film la parada de los monstruos) la primera de ellas. Para el papel principal, y tras el fallecimiento de Chaney, se escogió al actor que ya lo había interpretado en teatro, el Húngaro Bela Lugosi. Fue tal el impacto de la interpretación de Lugosi y la identificación de este con el personaje, que incluso se le conoció más con el nombre del personaje que por el suyo propio. El propio Lugosi, al final de sus días y presa de su adicción por las drogas, se creyó el mismo Drácula e hizo que le enterraran con la capa del personaje. La universal inicio una serie de títulos con el vampiro, aunque en los siguientes seria el actor norteamericano John Carradine el que lo interpretara, sólo repitiendo Lugosi con el personaje en una parodia de Abott y Costello titulada “contra los fantasmas”. Años después, concretamente a finales de la década de los 50, y en la productora británica Hammer, Drácula fue retomado por el director Terence Fisher en el film “Horror of Drácula” , con Christopher Lee en el rol principal y Peter Cushing dando vida a su enemigo mortal, Abraham Van Helsing. Se cambió el tono más fantasmagórico de la universal por uno mas sensual y sangriento, firmado con la impronta de la poderosa presencia de Lee, que iniciaría una fructífera carrera con la productora, interpretando al personaje de Stoker unas cuantas veces más, aunque la serie fue perdiendo en calidad a medida que avanzaba en títulos. Ya agotado el ciclo Hammer y después de varias producciones televisivas (interpretadas por Jack Palance, Louis Jordan o Delhom Elliot entre otros), la universal lanzó una nueva versión en 1979, dirigida por John Badham (director de “ fiebre del sábado noche” entre otras) y con Frank Langella en el rol principal y el mítico Laurence Olivier en el de Van Helsing, con un buen reparto de secundarios entre los que se encontraban Donald Pleasence y Kate Nelligan. El film paso más desapercibido de lo que se merecía, pues se trataba de una excelente puesta en escena de la historia, que si bien distaba mucho del original de Stoker, se mantenía la esencia del personaje, especialmente por la excelente interpretación de Langella y la hermosa música de John Williams. Aparte de la aparición del personaje en otras varias producciones , la gran y última adaptación de la novela de Stoker la realizaría el genial Francis Ford Coppola (saga el padrino, apocalypse now), con la intervención del británico Gary Oldman como el vampiro transilvano, Winona Ryder como su amada Mina y Anthony Hopkins como Van Helsing. La película, notable a todos los niveles, se beneficiaba de ser la más fiel a la obra de Stoker, con unas interpretaciones solventes (salvo algunos excesos histriónicos por parte de Hopkins) y un diseño de producción y una música geniales. Sin duda, el personaje del conde ha sido uno de los más felizmente adaptados al cine.


Pero he aquí que nos vamos a una reunión en villa Diodati, Suiza, allá por el siglo XIX, cuando Lord Byron, Percy Shelley y su esposa, Mary, se relataban historias de terror en una lúgubre y tormentosa noche. La apuesta se trataba en ver cual de los míticos escritores lanzaba el relato de terror más horroroso e imaginativo. Contra todo pronóstico, fue la dulce Mary quien relato la historia mas terrorífica e impactante de todas, acerca de un doctor suizo llamado Victor Frankenstein y sus ansias por imitar a dios creando vida humana, teniendo como resultado final la creación de una abominación sin nombre lleno de cicatrices y deformidades. Mary publicaría el relato bajo el nombre de “Frankenstein o el moderno Prometeo” y fue tan exitosa como años después lo sería el Drácula de Stoker. Mary moriría sin nunca publicar una novela a la altura de su obra maestra, y tras años de adaptaciones teatrales y alguna que otra muda, claro esta, la Universal haría presa en ella para adaptarla a la gran pantalla con todo lujo de medios para la época. Para dirigirla, se contrato al británico James Whale, quien enseguida se trajo consigo a uno de sus actores fetiches, Colin Clive, para dar vida al doctor Frankenstein. En cuanto al papel del monstruo, al principio se escogió al muy de moda Bela Lugosi, que ya había sido Drácula en la primera gran adaptación de la universal sobre las novelas de terror clásicas. Pero Lugosi, después de las primeras pruebas de maquilaje, rechazo el papel porque creía que tras tal espeso maquillaje iba a resultar irreconocible para sus muchas admiradoras, al contrario que su querido personaje de Drácula. Por ello, la Universal movió ficha y contrato al casi desconocido actor británico Willam Henry Pratt, más conocido por su nombre artístico, Boris Karloff. Tras el impactante maquillaje creado por el genial Jack Pierce, Karloff realizó la interpretación de su carrera al dar vida a una criatura enorme, de cabeza cuadrada, zapatones, rostro inanimado y recubierto de tornillos y cicatrices. La soberbia mezcla de ternura y agresividad del monstruo dominaba la película especialmente resaltada en la famosa escena de la niña y la flor al borde del río, y Karloff se convirtió en una estrella internacional. Tal fue así, que la universal lanzo cuatro años después “la novia de Frankenstein”, continuación que añadía elementos de la novela original que habían quedado ausentes en la primera parte y que tenía al personaje de la novia del monstruo, una criatura femenina interpretada por Elsa Lanchester. Los dos filmes resultaron sendas obras maestras, bajo la batuta del gran Whale y la imborrable interpretación de Karloff. Después de que la serie de la Universal fuera decayendo a medida que se iban agregando títulos (el monstruo, después del abandono de Karloff, fue interpretado por Glen Strange, Lon Chaney Jn e irónicamente, Bela Lugosi, que había rechazado originalmente el papel), hasta que como con su colega Drácula, la Hammer tomo cartas en el asunto en los años 50 y eligió la historia del doctor loco y su criatura como la primera de sus grandes adaptaciones clásicas de terror. El magnifico Peter Cushing daba vida al doctor, sin duda el mejor y más malvado de la historia, y el papel de la criatura , recaería en el futuro Drácula, Christopher Lee, sepultado bajo toneladas de maquillaje facial y corporal. La versión Hammer daba una vuelta de tuerca a la de la Universal, y si allí el monstruo de Karloff era la estrella, en la de la Hammer el doctor interpretado por Cushing era el protagonista de la función, rebajando a su popular criatura a un rol más secundario de mera victima de los desmanes de su creador. La serie se alargo en varios títulos más, interpretados casi todos ellos por Cushing, y al igual que la de Drácula, la calidad se iba rebajando a medida que la serie avanzaba.


Allá por los 70, y después de también varias adaptaciones televisivas, Mel Brooks hizo una excelente y jocosa versión del mito en la magistral “el jovencito Frankenstein”, una de las mejores comedias de la historia. Como no recordar al inquieto sexualmente y torpón monstruo interpretado por Peter Boyle, al inseguro y particular doctor Frederick Fronkonstin encarnado por Gene Wilder o el excéntrico criado Igor, o Aigor, incorporado por Marty Feldman y sus enormes ojos saltones. Los gags ya son míticos y la película un clásico de la comedia imborrable de nuestras memorias. La ultima gran adaptación de la novela de Shelley fue, precisamente, “ Frankenstein de Mary Shelley”, dirigida e interpretada por el genial Keneth Branagh , quien daba vida al doctor Victor Frankenstein, Helena Boham-Carter hacía lo propio con Elizabeth, la prometida del doctor y el prestigioso Robert De Niro interpretaba a una criatura más cercana a la novela original que cualquiera de las vistas anteriormente. Si bien el film cuenta con grandes valores, siendo la más fiel a la obra original y contando con la siempre solvente interpretación de De Niro como el monstruo, el tono Shakesperiano que Branagh, conocido adaptador de la obra del bardo, no termino por casar bien con la mitología del personaje y por ello la película se quedaba en un extraño cóctel que mezclaba momentos brillantes con otros directamente ridículos.


Para ir acabando este recorrido entre tornillos y colmillos, solo reseñar que tanto el conde Drácula como el monstruo de Frankenstein han sido los dos personajes de novelas de ficción más adaptados al cine , junto con el Sherlock Holmes de Conan Doyle. El conde vampiro, ya sea con las facciones de Bela Lugosi, Christopher Lee, Frank Langella o Gary Oldman, y la criatura remendada de trozos de cadáveres, ya sea con los rostros de Boris Karloff, Christopher Lee o Robert De Niro, seguirían llenando de horrores y fantasías los corazones y las mentes de quienes lean las novelas originales de Bram Stoker y Mary Shelley o cualquiera de las muchas adaptaciones que nos ha brindado el séptimo arte. Para despedirnos , citaremos dos de las frases del vampiro y del doctor más citadas en las distintas versiones de los personajes:

Drácula: “Escuche a los hijos de la noche. Que música tan dulce entonan.”

Frankenstein: “Está vivo, Vivo.”

Les habló Mr Lennon desde Strawberry Fields

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Me asombra tu capacidad de información sobre el cine, Mr. Lennon. Supongo que debes tener mucho material donde apoyar tus comentarios, cosa bastante importante en un crítico de cine (¿lo eres?). Sigue adelante con tus comentarios y tus monográficos, me parecen todo un acierto.

Anónimo dijo...

Gracias por tu comentario, Fritz. Y respondiendo a tu pregunta, no , no soy critico profesional de cine aunque me gustaria, aunque he ejercido de critico aficionado en varias paginas sobre cine en internet.

Mi información sobre todo se basa en haber visto mucho cine y documentales sobre ello, aparte de tener una extensa coleccion de dvds, documentales y libros de cine que siempre aportan todo lo necesario para realizar estos monográficos.

Yo encantado de que sean bien recibidos y que sirvan para hacer pasar un ratillo agradable a la gente , a la par de que se aporta información sobre la historia sobre este apasionante arte que es el cine.

Alfonso dijo...

Me ha parecido muy interesante y aclarador tu artículo. Aunque la temática no está entre mis preferencias, has consegudo que lo lea con interés, a pesar de su extensión.

Ciertamente, "El jovencito Frankenstein" es una comedia más que recomendable, pues, aunque en tono de humor, recoge toda la mitología en torno al personaje.

En cuanto a Branagh, me gusta la versión que hizo de "Enrique V", y me entretiene "Mucho ruido y pocas nueces", pero ya con "Hamlet" creo que entró en cierta pedantería que lo hace menos soportable.

Por cierto, te recomiendo el blog misteriosoobjetoalmediodia.wordpress.com

Saludos

Anónimo dijo...

Gracias por el comentario y la dirección de la pagina, Alfonso. A mi me suelen gustar casi todas las peliculas de Branahg salvo su remake de la huella, pasable pero a kilometros de la original, y algunas de las ultimas como trabajos de amor perdidos. Pero sus primeras peliculas como Enrique V, los amigos de Peter, Mucho ruido y pocas nueces o morir todavia me encantan. Y sobre todo su Hamlet( ahi discrepamos), que me parece una obra maestra absoluta.

El jovencito Frankenstein es sencillamente una de las comedias más grandes que jamás han existido.

Roberto Samper dijo...

A mí particularmente me gustan mucho este tipo de películas y en general cada una de las buenas adaptaciones de "historias de monstruos" a la gran pantalla. Curiosamente ahora mismo estoy leyendo una colección de R.L. Stevenson que incluye "Dr. Jekyll y Mr Hyde" probablemente influido por aquél post sobre Hulk. Por su parte "Drácula" me parece una de las más completas novelas que he disfrutado por el alarde de mezcla de géneros que Stoker hace durante el desarrollo de la trama, de Frankenstein no puedo opinar porque aún no lo he leído.

Además precisamente hace ya algunos años en el club joven del Círculo Mercantil unos amigos y yo organizamos un ciclo de películas de Vampiros y Hombres lobo que incluía la versión de Coppola y Entrevista con el Vampiro, que aunque no está inspirada directamente en el mito de Vlad el empalador, trata a esas criaturas de la noche de un modo interesante.

A mí también me encanta "El jovencito Frankenstein", mucho más que la posterior parodia, también de Brooks, sobre Drácula: "un muerto muy contento y feliz".

Un abrazo.