Un vuelo sin retorno

El espíritu de los muertos sobrevive en la memoria de los vivos
De la película “La misión”


Cuando nos vamos haciendo viejos y los años se acumulan en nuestra vida, anotamos en la agenda de las emociones días felices y días tristes, cosas que suceden sin que le encontremos explicación. Días de tsunamis, terremotos, guerras, predicciones, lluvias torrenciales o de accidentes aéreos como el día 20.08.2008.

Este trágico accidente me ha llevado a la memoria aquellos otros ocurridos en Los Rodeos de Tenerife en 1977 y en 1980. Y no me olvido porque acontecieron en nuestra tierra, porque entre los dos desaparecieron más de setecientas almas y quién sabe si en la bodega viajaban también asustadas mascotas: energías, seres frágiles que sintieron sin querer esa hora trágica del sacrificio.

Y no me olvido porque la sensación de angustia me fluye cuando me llegan de nuevo esas imágenes desgarradoras, entonces ese desconcierto espantoso me sobreviene y puedo volver a escuchar una voz que salía de la niebla, una voz horrorizada de un superviviente de aquellos dos aparatos que chocaron en nuestra isla vecina.

-Era la apertura de un cráter, de un volcán.

Quizás sea el destino, pero Madrid y Canarias están valorando estos días una incógnita, la utilidad de la vida, el dolor del azar, de la confusión de la culpabilidad. De lo que pasó y de lo que no pasó, de la identificación de cadáveres. El dolor del alma, la amargura. La muerte.

Sí, la muerte, ese simple viaje –que casi nunca queremos hacer y del que nada sabemos ni cuándo va a ocurrir, ni cómo –se convierte en un soplo, en un precipitarse en el vacío, traspasar el aire. En un fluir de los ríos como diría el poeta, y yo digo en este caso, presa de pánico, en una sinrazón.

El verano pasado una parte de la isla de Gran Canaria hervía, el fuego –avivado por el viento-, cruzaba terrenos, chamuscaba lo que encontraba a su paso. Se dijo que fue las cosas de un inconsciente, que había amenazado con quemar el campo. Y lo hizo. Pero como escribí en su momento, los montes de nuestras islas tienen un poder mágico, después del fuego el corazón de sus árboles –no sé sabe cómo- vuelve a latir.

Ahora el avión JK 5022 de Spanair realizó el 20 de agosto un vuelo sin retorno, un corto trayecto que se llevó definitivamente el secreto. Las risas y las voces de niños, instantes y alientos de jóvenes, de mayores, que sólo volverán a latir en el recuerdo.

Autor: Rosario Valcárcel

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Como dice la autora, la vida es un hilo demasiado frágil y la muerte acecha en las esquinas. Bien escrito.

Anónimo dijo...

Precioso y emotivo escrito que nos hace reflexionar sobre la debilidad de la vida y lo facilmente que puede perderse. Por eso siempre seria recomendable tener el lema "carpe diem" (vive el momento) muy presente y disfrutar la vida lo maximo que se pueda , ya que uno nunca sabe lo que le aguarda a la vuelta de la esquina. El pasado esta en los recuerdos, el futuro aun no ha pasado y no se sabe lo que nos deparara, por eso hay que abrazar el presente con fuerza y vivirlo. Yo mismo viaje en un avion de spainair casi a la misma hora dos dias antes. La muerte siempre o casi siempre es un invitado inoportuno.

Mis condolencias para los familiares de las victimas y mi recuerdo para todas esas victimas de lo inesperado.

Anónimo dijo...

francamente....

simplón.

Anónimo dijo...

anónimos cobardes. Que pena, penita, pena....

Anónimo dijo...

Cuanta pupita ha hecho lo de la cobardia del anonimato, verdad???.Si es que no hay nada que duela mas que la verdad.

Por lo demas, si se pierde el tiempo posteando mamarrachadas en un escrito interesante como este acerca de esta tragedia que nos ha acaecido, pues ya dice mucho de lo que van algunos anonimos intelectos.