Julia Gil, Ciudad de Espuma


Mar sin límites, remoto,
airado, turbio, violento,
amado mar de mi vida
y de todos mis recuerdos.

Arturo Maccanti



Cuando vi la portada del precioso libro de Julia Gil y leí su título “Ciudad de espuma”, me trajo a la memoria aquellos cuentos de Hadas que leíamos en la infancia, aquellos cuentos que hablaban del padre Neptuno, de caballitos de mar y de sirenas.

Me acordé también de mi niñez, de nuestra inocencia ante aquel mar que se quedó con nuestros sueños. De las olas del Pino y de las espumas entre las rocas, de los días que construíamos castillos o pretendíamos desenterrar tesoros.

Al leer “Ciudad de espumas” noté la cercanía de la poeta, sentí que caía bajo su magia, que me acercaba a sus emociones. Noté fluir esa corriente que ella sabe crear entre el narrador y el lector. Y sentí la emoción que lo sostiene y lo alimenta, el canto a las cosas pequeñas, a los olores, a los sonidos que se quedan en el camino. A ese refugio al que todos terminamos volviendo, a la memoria. Al manantial interior.

Julia Gil nació en Santa Cruz de Tenerife y estudió Filología Románica en la Universidad de La Laguna. A los 24 años entró como profesora interina en el Instituto de Santa Cruz y en el año 1963 obtuvo la oposición de Agregada de Lengua y Literatura Española en Jaén, donde preparó la Cátedra que ganó en 1967. Pasó por Las Palmas y dio clases en el Instituto Tomás Morales, volvió a Santa Cruz de la Palma y al año siguiente retornó definitivamente a Tenerife.

Escribe una poesía de trato directo, con un lenguaje aparentemente espontáneo, descriptivo y emocional pero con una voz crítica ante las aberraciones urbanísticas y la destrucción del paisaje. Ha publicado libros de poemas “Tiempo de pasión. Tiempo de destrucción”, “Grabados en mi infancia”, “Vuelo, posada, remanso”, “De olvidos y de existencias”. Así como la novela “Como tú eres así”.

“Ciudad de espumas” contiene una bella colección de imágenes, fotografías tomadas por la propia autora, con gran capacidad de ensoñación tanto que podemos decir que las fotografías no sólo acompañan al poema sino que forma parte de él.

Sebastián de la Nuez que prologó este libro señala “tienen las poesías de Julia Gil elementos narrativos y descriptivos integrados en un monólogo interior que apresa la intimidad y la complejidad de la vida (…)Y es cierto porque Julia se inserta en las historias de los pueblos, concretamente en éste poemario se mete de lleno en la ciudad del Puerto de la Cruz y al igual que los juglares nos cuenta cosas sobre la realidad insular, los errores urbanísticos, la belleza y la destrucción del paisaje.

Así lo vemos en el poema titulado “PLATANERAS”

Desde mi cueva todavía puedo
sobrevolar un campo de plataneras
-con palmeras y una hermosa araucaria-
flanqueado cada vez por más duplex.
Cada día se pierden
espacios de alma verde.
la misma enfermedad urbi et orbe.
Dicen que la reproducción se ha congelado
y que el turismo se bloquea
pero van germinando construcciones fantasmas
que quizás cualquier día
nos sepulten a todos…. seculorum.

Estamos ante una poesía que registra emotividad ante la naturaleza asediada. La mirada melancólica sobre el pasado que ya no volverá a ser, nos deja poderosas descripciones llenas de sensualidad, tal como apreciamos en el poema titulado PHOENIX CANARIENSIS:

Qué feliz la palmera
entre su esbelta soledad
sus brazos curvos recibiendo
emisiones doradas, enredando
brisas secretas barajando
con sus sensibles uñas
temperaturas digitales
vibrando y trasmitiendo
por encima del mundo
con su melena esférica
la sensación de plenitud.

Así se expande
hasta mi taza de café.

La ciudad del Puerto de la Cruz es una muestra del turismo en las islas. Enclavada en el prodigioso valle de la Orotava, ante el que se arrodilló Humboldt en 1799, padece hoy los efectos de la invasión turística de los últimos años pero la poeta ha rescatado el aroma y reconstruye los espacios que aún deambulan por su memoria.

Lo vemos en su poema BUSCANDO ALOE nos dice:

…Voy paseando entre esculturas vegetales.
Voy palpando estrelitzias.
Voy recorriendo laberintos
catedrales de verdes cabelleras.
Merodeando espinas
Respirando penumbras.
Soñando en los nenúfares…

Quiero terminar diciendo que “Ciudad de espumas” es un conmovedor homenaje al “Puerto de la Cruz”, que la autora ha dedicado al pasado, a un pasado que intenta retener con la voz de su recuerdo, quizás para revelarnos las cosas y los seres que ama.

Autora: Rosario Valcárcel

No hay comentarios: