Frida Kahlo (segunda parte)



Transgresora y moderna, desafió a la concepción de mujer que esperaban que fuese, vivió a su modo entre la desesperación y la esperanza, entre el dolor y el optimismo. Afirmaba haber nacido tres años más tarde, pues sostenía que con ella, nació la revolución mexicana, y de algún modo así fue, con su nacimiento, tres años más tarde o más temprano, nació la revolución social y también la artística, influyó con su modo de expresar el dolor físico y espiritual, con su saber amar y perdonar, con su carácter liberal que le permitía amar a muchas personas a la par, con su honestidad con los demás, y lo que es más importante, con ella misma, ayudó cambiar el modo de ver el rol que la mujer debía desempeñar en la vida.

Supo disfrutar de los sorbitos de felicidad que nos regala vida sin sentirse por ello indigna. Intimó, por ejemplo, con el fotógrafo americano Nicolás Muray, quien le escribió una vez terminada la relación: “Sabía que para ti Nueva York no era más que un sustituto, y espero que a tu vuelta hayas encontrado el refugio que buscabas. Éramos tres, pero en el fondo, érais vosotros dos. Siempre lo he intuido. Tus lágrimas cuando escuchabas su voz me lo decían. Te estaré eternamente agradecido por la felicidad que, sin embargo, me has dado” Le apasionaban muchas cosas, sus amistades, los animales, el arte, la cultura mexicana, el deseo, pero por encima de todo, le apasionaban dos cosas; la pintura y Diego.


Autora: Queen Galadriel.

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