Fuerteventura Exprés

Fuerteventura es el más vivo ejemplo de lo que somos. Una economía volcada al turismo y a la especulación del cemento. Por Corralejo se ha construido deprisa, muy deprisa, y ahora hay muchos carteles con el Se Vende, mientras se preparan o continúan las obras de otras urbanizaciones que no ha podido frenar el pinchazo inmobiliario. La Maxorata es el futuro: hay bastante espacio y muchas promociones ya están marcadas sobre la árida llanura. Dicen que los precios tienen que bajar entre el 20 y el 40 por ciento, pero eso todavía no está claro. Algunos inmigrantes se han vuelto, pero otros aspiran a venir. Desde el exterior La Casa de los Coroneles de noche está iluminada con una luz tenue, que le da un rango mágico y reverencial. Pepe Dámaso ha traído a ella 150 obras con los tránsitos por la estética religiosa, su abstracción de Dios, su mirada interior. El plato más fuerte es un inmigrante desnudo que parece un Cristo bajando de la cruz. Con su vitalidad y su desparpajo de siempre conduce a los visitantes por las dependencias de la Casa, al lado de las autoridades y de la comisaria Carmenza de la Hoz. Dámaso es un todo terreno que indaga en la Luz de Mafasca y en las revelaciones de eso que conocemos como la divinidad. Por afortunado azar estamos en la isla Rosario y yo, y no desaprovechamos la ocasión de abrazar al gran artista. Se lo presento a la encantadora Gemma Samper y al entrañable Marco Antonio Santana. Fuera, la noche y el viento sobre esta isla rugosa y de una belleza humilde.

“Mi obra es religiosa”, dice Dámaso en el pórtico de la Semana Santa. La Casa de los Coroneles es magnífica, pero por desgracia no tiene mobiliario ni aspectos decorativos. El propio montaje de la muestra ha sido complicado. Menos mal que la Casa ha podido ser recuperada. Fuerteventura es una isla de futuro, aunque en ese futuro hay episodios por definir, como la montaña de Tindaya con el proyecto de Chillida. Recorremos esas carreteras rectilíneas sobre esas tierras pajizas y rojas que nacieron hace veinte millones de años, las primeras que emergieron de las profundidades, las primeras que empezaron a conformar un futuro archipiélago. Me gusta esta tierra desnuda que te golpea, sus ermitas, sus viejas casas derruidas. Me gusta incluso esa calima que no cesa de caer, ese aire destemplado de las noches. En Fuerteventura casi todo el mundo ha venido de fuera, al socaire del desarrollismo. Camareros gallegos, empleadas suramericanas en la hostelería, comerciantes hindúes y sobre todo chinos. Canarios también de las otras islas, que aquí tienen trabajo y buenas oportunidades. Fuerteventura con su crecimiento poblacional y sus grandes proyectos porque la vida, a pesar de todo, no se detiene.

Autor: Luis León Barreto

1 comentario:

Anónimo dijo...

Curiosamente, Pepe Dámaso es vecino mio , en la calle Tauro en el barrio de la isleta en Las Palmas. Nunca le he tratado personalmente aunque si le he visto y me he cruzado con el.

By Mister Lennon.